Etiqueta en el Tatami

¡Estamos recibiendo muchos alumnos nuevos! Esta es una gran noticia que recibimos con alegría, y en estos días todos alternamos entre el entrenamiento con nuestros alumnos más veteranos y con los principiantes, a los que ir enseñando los conceptos más básicos de postura, agarre, kamae, irimi, tenkan…

Pensando especialmente en nuestros compañeros más recientes, rescatamos y revisamos un artículo de la web de la Asociación de Aikido Kisei Dojo en el que se resumen los principales aspectos de etiqueta en el Tatami, un aspecto que no debe descuidarse en la práctica de una disciplina marcial como es el Aikido.

1. Se debe saludar al entrar y al salir del tatami.

2. Saludad siempre en dirección del shomen y el retrato del fundador.

3. Respetad los instrumentos de trabajo. El gi (atuendo de entrenamiento) debe conservarse limpio y en buen estado. Las armas deben estar en su lugar mientras no son utilizadas.

4. No utilicéis un gi o armas que no os pertenezcan. Mientras estamos sentados, el arma se situa en el suelo a la izquierda, con el filo hacia nosotros.

5. Algunos minutos antes del inicio del entrenamiento debéis efectuar ejercicios de calentamiento. Sentaos en seiza, todos en la misma línea y en postura de meditación. Estos pocos minutos permiten que vuestra mente se libere de los problemas de la jornada y se prepare para el estudio. Mirando hacia el Kamiza, los Hakamas y estudiantes más veteranos se sientan en la parte derecha, y los más nuevos a la izquierda. Si hay que hacer dos filas, se sigue con este mismo orden: los más nuevos se sentarán detrás de los hakamas en la parte derecha de la segunda fila. Al sentarnos en línea, procuramos que nuestras rodillas estén en la misma línea que el compañero de la derecha. No os levantéis hasta que el maestro os lo indique. Saludad colocando las dos manos al mismo tiempo en el tatami o colocando primero la izquierda y luego la derecha (este ceremonial se basa en la necesidad de los antiguos samurai de poder desenvainar en todo momento). Al saludar al maestro, es correcto agradecer sus enseñanzas diciendo «Domo Arigato Gozaimasu»o «Domo Arigato Gozaimashita» (se pronuncian «gozaimass» y «gozaismasshtá» aproximadamente).

6. La clase empieza y termina con una ceremonia. Es esencial la puntualidad para participar en ella, pero si es inevitable la demora, debéis esperar sentados al lado del tatami hasta que el Sensei os haga la señal para incorporaos a la clase.

7. La forma correcta de sentarse sobre el tatami es la posición seiza. En caso de tener una lesión en la rodilla o el tobillo, podéis sentaros a lo sastre. Sentaos en seiza bajando primero la pierna izquierda y luego la dercha, y levantáos de la misma forma (primero derecha uy luego izuierda). Nunca estiréis las piernas y no la apoyéis contra la pared o una columna. Debéis estar prestos a reaccionar en todo momento.

8. No salgáis del tatami durante el entrenamiento, salvo en caso de lesión o malestar.

9. Cuando el Sensei demuestra una técnica, debéis permanecer sentados en seiza y observar con atención. Después de la demostración, saludad al maestro, a continuación a un compañero y luego comenzad a trabajar.

10. En el momento que se anuncia el fin de una técnica, parad inmediatamente el movimiento que estéis efectuando, saludad a vuestro compañero y reuniros con los demás practicantes sentados en línea o en círculo en torno al maestro.

11. No permanezcáis de pie, sin trabajar, sobre el tatami. Si es necesario, esperad vuestro turno sentados en seiza.

12. Si por una u otra razón os es absolutamente necesario formular una pregunta al Sensei, acercaos a él, saludadlo con respeto y esperad a que esté disponible. (Un saludo de pie es suficiente en este caso).

13. Cuando el maestro demuestre un movimiento en particular, poneos de rodillas observad con atención. Saludadlo cuando haya terminado. Cuando corrija a algún practicante podéis parar vuestra práctica y mirar. Sentaos en seiza y saludad de la misma manera.

14. Respetad a los practicantes de mayor graduación. No discutáis nunca a propósito de las técnicas.

15. Estáis aquí para entrenaros, no para imponer vuestras ideas a otros.

16. Si conocéis el movimiento y trabajáis con alguien que lo desconoce, podéis guiarlo. Pero no intentéis corregir a vuestro compañero si no tenéis el nivel adecuado.

17. Hablad lo menos posible. El Aikido es experiencia.

18. No permanezcáis ociosos sobre el tatami antes o después de la clase. el espacio está reservado para estudiantes que desean trabajar. El dojo posee otros espacios para desarrollar actividades sociales.

19. Durante las clases está prohibido comer, beber, fumar y mascar chicle dentro y fuera del tatami. En todo momento está prohibido desarrollar estas actividades dentro del tatami.

20. No es aconsejable llevar joyas durante el entrenamiento.

21. No toméis bebidas alcohólicas mientras tengáis puesto el gi.

Aunque sean muchas las reglas de etiqueta, con una práctica regular llegan a asimilarse de forma natural. No os sintáis perturbados si se os corrige acerca de algún detalle, pues cada uno de ellos es importante para la seguridad de todos y tiene un objetivo preciso en el aprendizaje.

El Aikido no es una religión sino un método de educación y perfeccionamiento del espíritu. No se espera vuestra adhesión a una doctrina religiosa sino que mantengáis la mente abierta. El saludo no es parte de una ceremonia religiosa sino de una manifestación de respeto por el espíritu de la inteligencia universal que habita en cada uno de nosotros.

La ceremonia del inicio y el final de la clase consiste en un saludo dirigido al shomen. Después se golpean dos veces las manos y vuelve a saludarse al shomen, el Sensei y los practicantes. Los saludos dirigidos al shomen simbolizan el respeto por el espíritu y los principios del Aikido, un signo de gratitud hacia el Fundador. Las dos palmadas representan la unidad, el musubi. La primera envía la vibración hacia el mundo espiritual. La segunda recibe el eco de dicha vibración y conecta vuestro espíritu con el del Fundador y la Consciencia Universal. Ambas vibraciones son el resultado de vuestras convicciones y actitud espiritual.