El otro día, en el Ayuntamiento donde ejerzo de Interventor, el Alcalde, me dijo algo que me hizo reflexionar: » …estoy deseando dejar esto…todo lo que creía se esta desmoronando. Los que creía amigo son los peores enemigos y los enemigos no eran mas que imaginaciones mias…esto es de locos..». Cuando escuche estas palabras, empezé a reirme y le dije: » Bienvenido a la morada del ser humano, donde el que mas te pasea la mano por el lomo, tiene en la otra un cuchillo para clavarte…Esta en tí, darte cuenta antes de que este muy profundo…».
Esto me hace reflexionar sobre la amistad y la traición. Amigo es aquel que no sólo está dispuesto a acompañarte al Infierno sino a entrar contigo y quemarse entre las brasas si hace falta.
El término amistad se utiliza con ligereza en tiempos de superficialidad. Qué cierto es aquello de que al final no nos acordaremos de las palabras de nuestros enemigos sino de los silencios de nuestros amigos.
Sólo los verdaderos amigos dejan huella en el corazón. El resto huye despavorido ante la mínima señal de alarma: un te necesito cuando las cosas van mal ahuyenta y repele a los falsos amigos. Este intentará siempre tener la mejor cara ante ti, pero solo es una careta como si de un bipolar se tratara, jamas estará cuando lo necesites y siempre estará para la falsa adulación.
Para ser amigo de verdad hace falta personalidad y coraje pues supone ponerte el mundo por montera cuando hace falta.
Tener amigos no es fácil, pues requiere un entrenamiento vital en los grandes valores de la dignidad, lealtad y generosidad.
Paulo Coelho escribió un pequeño cuento metafórico sobre la amistad. La historia dice así:
«Un hombre, su caballo y su perro iban por una carretera. Cuando pasaban cerca de un árbol enorme cayó un rayo y los tres murieron fulminados.
Pero el hombre no se dio cuenta de que ya había abandonado este mundo, y prosiguió su camino con sus dos animales (a veces los muertos tardan un cierto tiempo antes de ser conscientes de su nueva condición…)
La carretera era muy larga y colina arriba. El sol era muy intenso, y ellos estaban sudados y sedientos.
En una curva del camino vieron un magnifico portal de mármol que conducía a una plaza pavimentada con adoquines de oro.
El caminante se dirigió al hombre que custodiaba la entrada y entabló con él, el siguiente diálogo:
Buenos días.
Buenos días-, respondió el guardián. ¿Cómo se llama este lugar tan bonito?
Esto es el Cielo, contestó el guardia.
¡Qué bien que hayamos llegado al Cielo, porque estamos sedientos!
Usted puede entrar y beber tanta agua como quiera. Y el guardián señaló la fuente.
Pero mi caballo y mi perro también tienen sed, y…
Lo siento mucho, dijo el guardia interrumpiendo, pero aquí no se permite la entrada a los animales.
El hombre se levantó con gran disgusto, puesto que tenía muchísima sed, pero no pensaba beber sólo.
Dio las gracias al guardián y siguió adelante. Después de caminar un buen rato cuesta arriba, ya exhaustos los tres, llegaron a otro sitio, cuya entrada estaba marcada por una puerta vieja que daba a un camino de tierra rodeado de árboles. A la sombra de uno de los árboles había un hombre echado, con la cabeza cubierta por un sombrero. Posiblemente dormía.
Buenos días, dijo el caminante.
El hombre respondió con un saludo solo con la mano, sin mover la cabeza.
Tenemos mucha sed, mi caballo, mi perro y yo.
Ah, sí… Hay una fuente entre aquellas rocas, dijo el hombre, indicando el lugar y añadiendo:
Pueden beber toda el agua que quieran, está fresca y es natural.
Entonces, el hombre, el caballo y el perro fueron a la fuente y calmaron su sed.
El caminante volvió atrás para dar las gracias al hombre.
Pueden ustedes volver siempre que quieran, le respondió éste.
A propósito, ¿cómo se llama este lugar?, preguntó el hombre.
Se llama CIELO.
¿El Cielo?
¿Sí? ¡Pero… si el guardián del portal de mármol me ha dicho que aquello era el Cielo!
Aquello no era el Cielo. Era el Infierno, contestó el guardia.
El caminante quedó perplejo, añadiendo:
¡Pero esto es inaudito, deberían prohibir que utilicen este nombre, pues es información falsa que de seguro debe provocar grandes confusiones!
¡De ninguna manera!, increpó el hombre. En realidad, nos hacen un gran favor, porque allá se quedan todos los que son capaces de abandonar a sus amigos. (Paulo Coelho)»
Cuanto de tantos se habrían quedado para beber….justificando que el amigo ya no lo era y que habia cambiado, que no era como antes… y que por eso estuvo obligado a hacer lo que hizo…
Les suena??? es la historia de muchos! la triste experiencia de tantos…
Magnífica reflexión …… Ciértamente, con el paso de los años, y sobre todo con las cosas que a uno le van sucediendo, aprendemos que muchas veces los «amigos» no son tales y los «enemigos» tampoco son tales. Puede parecer una locura, pero mi percepción es que posiblemente el problema sea que damos la condición de «amigos» a muchas personas con demasiada facilidad o tachamos de «enemigos» a otros, tambien, con mucha ligereza. Al final, el movimiento se demuestra andando. El refranero español es sabio y profuso. Recuerdo algunos que vienen al caso: «me sentaré a la puerta de mi casa y veré pasar tu cadaver» o «al final, la vida pone a cada uno en su sitio». En realidad, en una cuestión de paciencia. Con respecto a los traidores, aprendí algo hace tiempo. Es muy importante que este tipo de personajes hablen mal de uno. porque «cuanto peor hablen de tí, más grande te hacen» .
Un abrazo a todos mis compañeros y a los maestros desde estas líneas!!
Que sabias palabras Jose Luis!!! qué sabias palabras!! el problema de siempre es que te das cuenta de que lo que creía no es, cuando es tarde!!! habrá que seguir aprendiendo…
Muy buen escrito, aunque viviendo los días gracias a dios y aprendiendo de todo y de todos, no deja de abordarme un mismo pensamiento cuando me comentan cosas como estas y es el del cuento del escorpión y la rana, quizás el error esté en vestir con el traje de amigo a aquel que siempre fue un escorpión y cuando pudo no hizo mas que sacar su propia naturaleza.
Amigos o enemigos….sólo es cuestión de tiempo ver quién es quién. Pienso que no es bueno poner a prueba a nadie(familiares, parejas, amigos,etc), pues la vida misma se encarga de darnos suficientes oportunidades para que cada cual se coloque en su nivel.
Como dice Antonio, a seguir aprendiendo en el DO que hemos elegido.
Por desgracia Antonio, el tiempo pasa muy despacio, y mientras cada uno se «re-coloca» a su nivel, los efectos se siguen produciendo, sobre todo los malos. Las referencias abstractas al tiempo o a la vida, por desgracia muchas veces es un recurso para evitar decirle a la gente a la cara que es una «mierda de persona». El que cree que lleva razón, el tiempo no se la quitara, podrá apaciguar los efectos pero seguira creyendose con razon. Solo los hechos y las manifestaciones de los que tiene alrededor serán su espejo. Solo cuando te encuentras con la verdad de cara, eres capaz de rectificar mientras, siempre tendras a acólitos de tres al cuarto limpiandote los dodotis y diciendote lo bueno que eres.
Como digo en mis clases, la verdad solo tiene un camino, me da igual con quien entrenes o cuantos danes tengas, si no eres capaz de quitarte de un ataque o no eres capaz de que cuando nuestro «Manolo Marmaneu» te agarre te salga algo, tu aikido no funciona, asi de claro. No hay estilos solo acciones correctas o incorrectas. Con la amistad pasa igual, podras darle la vuelta a la verdad mil veces, pero al final solo hay un camino, el correcto, y ese no necesita prueba o acolitos sin celebro que me digan lo bueno que soy, porque tendrá eficacia por si mismo.
…..pues sí, aprendiendo del DO que hemos elegido.